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EL probióticos son conocidos por su poder para hacer bien a nuestro organismo y por eso desde hace mucho tiempo ocupan un lugar especial en nuestras mesas.

No representan sólo la elección de los amantes de la salud que están especialmente atentos a las necesidades específicas del cuerpo, sino de todos, precisamente porque saben proporcionar un gran bienestar sin demasiado esfuerzo y además lo hacen con gusto si se toman a través de alimento.

Pero aquí surgen las primeras dudas: ¿para qué sirven exactamente y cómo podemos reconocerlas?

Hoy queremos centrarnos en estos dos aspectos, centrándonos en un producto alimenticio muy querido y rico en probióticos. Hablamos del yogur probiótico, especialmente indicado en casos de colon irritable. 

Conocemos de cerca este aliado de la salud que viene en muchas variaciones y sabores diferentes.

¿Qué son los probióticos y cómo reconocerlos?

Los probióticos son microorganismos vivos que regulan la flora intestinal y garantizan su equilibrio normal.

Se pueden encontrar en el mercado en diferentes formatos: complementos en cápsulas o sobres, y productos alimenticios. Pero, para ser considerados probióticos, deben tener características precisas:

  • contienen microorganismos de cepas muy específicas en cantidades de al menos mil millones por tipo;
  • caracterizarse por microorganismos que están vivos y pueden llegar al intestino para ayudarlo a mantenerse sano.

Entre los más conocidos del mercado recordamos Bifidobacterium, Lactobacillus, Streptococcus thermophilus, de los que muchos habrán oído hablar quizás en algunos anuncios, pero hay muchos otros que son igualmente importantes para el bienestar de la microflora.

Sin embargo, a pesar de que se habla mucho de ello, todavía existe una tendencia a confundirse: sucede que consumimos alimentos pensando que tienen los beneficios de los probióticos naturales, pero en realidad estamos fuera del camino y lejos de tomar los microorganismos vivos necesarios para el intestino. cuidado.

¿Cómo reconocerlos entonces?

El consejo es leer atentamente las etiquetas nutricionales y asegurarse de que contienen fermentos lácticos vivos en las cantidades descritas anteriormente. 

Uno de los alimentos más comentados cuando se habla de probióticos es el yogur, generalmente indicado para reequilibrar las funciones de la microbiota. Sin embargo, es necesario hacer algunas aclaraciones para entender de una vez por todas el papel del yogur para el bienestar del organismo y su relación con la categoría de los probióticos.

Yogur: ¿probiótico o no?

Un error común identifica al yogur como un alimento probiótico: pero ¿es totalmente cierto?

Sí y no, ya que hay que tener cuidado con el yogur que elijas porque no todos contienen los microorganismos vivos en cuestión. Partamos de la definición de yogur: es un alimento ligero, digerible y rico en nutrientes, apreciado tanto por adultos como por niños.

Se obtiene de la fermentación de la leche y aporta al organismo calcio, fósforo, vitaminas y proteínas. Además, no contiene lactosa, por lo que está indicado en dietas seguidas por personas que padecen intolerancia.

Viene en diferentes variantes: sin grasa, sin azúcar, líquido o en tarro, de fruta o blanco, para satisfacer las necesidades de todos.

Para ser definido como yogur probiótico debe estar enriquecido con fermentos lácticos vivos de determinadas cepas. Sólo si se produce esta adición de probióticos se podrá consumir con el objetivo de beneficiarnos de sus ventajas a nivel intestinal.

Y aquí también se aplica el mismo consejo: es necesario leer la etiqueta nutricional que te indicará con certeza si se trata de un producto probiótico o de un simple yogur.  

Si contiene sólo Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus es un yogur común, mientras que si en la etiqueta se lee cepas como Lactobacillus Acidophylus, Lactobacillus Casei, Lactobacillus rhamnosum GG, Lactobacillus johnsonii La1 (LC1), Bifidobactetium Lactis DN-173010, Saccharomyces Boulardii, significa que en realidad es un yogur probiótico.

Descubramos sus múltiples beneficios y comprendamos los motivos que lo han elegido como uno de los mejores aliados para el bienestar de nuestro intestino y en el tratamiento del colon irritable.

Probióticos, para qué sirven y qué beneficios pueden aportar al organismo

El yogur probiótico tiene todos los poderosos beneficios de los probióticos comunes. Entonces, resumamos sus características principales:

  • regular las funciones del intestino y aportar más equilibrio a la flora intestinal;
  • defienden de algunas patologías como el cáncer intestinal;
  • prevenir la proliferación de hongos que provocan infecciones vaginales;
  • ayudan en caso de diarrea, hinchazón de estómago, problemas de digestión y diversos trastornos gastrointestinales;
  • también actúan sobre el sistema inmunológico fortaleciendo sus defensas y por tanto protegiendo contra los gérmenes y virus causantes de la gripe estacional.

Además, también parecen ser eficaces en patologías tan extendidas como el síndrome del intestino irritable, del que hablaremos más adelante. 

La acción de los probióticos se produce de forma óptima cuando los microorganismos que contienen son capaces de adherirse bien a las paredes intestinales y reproducirse (sin ser destruidos por los jugos gástricos) para garantizar el bienestar de todo el ecosistema intestinal.

Entre los probióticos más utilizados como valiosos aliados para la salud se encuentran las bebidas saludables, como Kombucha (rico en probióticos) y por supuesto el yogur probiótico, también muy recomendado para contribuir al reequilibrio de la microbiota humana.

Probióticos para el colon irritable: ¡también hay yogur!

Como mencionamos antes, los probióticos se toman para ayudar en diversas patologías. En particular, existen diferentes cepas de probióticos para el colon irritable, que también se encuentran en el yogur probiótico.

Pero ¿qué es el síndrome del intestino irritable? Este término agrupa todos aquellos trastornos que afectan al tracto gastrointestinal e implican diarrea, estreñimiento, hinchazón.

Podemos hablar de síndrome del intestino irritable cuando el trastorno no es transitorio sino crónico y provoca un enorme malestar físico y social, ya que además avergüenza a la persona que tiene que lidiar con este problema durante todo su día.

Lamentablemente, también sucede que el síndrome del intestino irritable trae otras consecuencias generalizadas, como dolores de cabeza, ansiedad, fatiga excesiva, dificultad para dormir e incluso cistitis.

Entre los tratamientos utilizados para tratar el síndrome también se encuentran los probióticos, especialmente en los casos de diarrea que son los más frecuentes. Y aquí es donde también entra en juego el yogur probiótico, una excelente ayuda junto con los suplementos y medicamentos recetados por el médico.

Son especialmente indicados para el desayuno como sustituto de la leche o para las meriendas durante el día, fortaleciendo la flora bacteriana y ayudando a reducir las molestias relacionadas con el colon y por tanto ideales para combatir la irritación persistente.

Los probióticos, normalmente recomendados durante al menos un ciclo de dos o tres semanas, incluso en forma de alimentos como el yogur probiótico, deben tomarse regularmente y almacenarse adecuadamente, de lo contrario corren el riesgo de perder su eficacia.

Pongamos un ejemplo: si hoy abres un yogur y no puedes consumirlo todo en un día, no es recomendable comerlo al día siguiente. De hecho, la carga probiótica, al entrar en contacto con el oxígeno y la temperatura exterior, se anularía y los microorganismos morirían, perdiendo así su poder de defensa del intestino.

¿Es mejor un yogur probiótico o un suplemento a base de probióticos?

Parece claro que, para cuidar nuestro organismo, para estabilizar (o normalizar) la funcionalidad del sistema intestinal optamos por buscar probióticos.

Ante esta investigación, también debemos decidir si preferimos un producto alimenticio o un complemento, quizás en prácticas pastillas. ¿Cuál elegir?

Como siempre, recomendamos consultar con su médico. Conoce bien su situación clínica y podrá indicarle con seguridad cómo intervenir para defender la flora bacteriana de la forma más adecuada. 

Sin embargo, queremos decirte que un yogur probiótico, además de saludable, también es una buena opción de alimento para regalarte un producto sabroso y respetando cualquier dieta o intolerancia, porque es ligero y saludable. 

Por lo tanto, incluso cuando tomes suplementos (preferiblemente recomendados por tu médico o nutricionista) aún puedes decidir de forma independiente comprar este tipo de yogur. De hecho, ciertamente no puede dañar tu salud ya que no tiene contraindicaciones ni efectos secundarios.

Los mejores fermentos lácticos, guía de elección y consejos.

yogur probiótico

No es fácil saber qué probióticos introducir en tu dieta, especialmente si no tienes indicaciones precisas que te ayuden a elegir. Por eso queremos ayudarte con una pequeña guía que te permita entender de inmediato dónde encontrar los mejores fermentos lácticos para el colon irritable u otros trastornos.

En cuanto a la categoría de derivados lácteos, está el kéfir, que regula el intestino y también es excelente por su eficacia en caso de colon irritable.

También existen en el mercado muchas marcas específicas que elaboran yogures probióticos y aseguran la presencia de probióticos naturales. Por comodidad y composición, se trata principalmente de yogures bebibles, fáciles de consumir incluso fuera de casa durante las pausas laborales y deportivas.

Pero más que fijarnos en la marca, hay que decir que hay que fijarse en el número de fermentos lácticos que contiene: ¿recuerdas cuántos debe haber? He aquí un recordatorio: ¡nada menos que mil millones! Entonces, otro aspecto importante que no debe subestimarse para tener un producto 100% eficaz es comprobar la fecha de caducidad. De hecho, cuanto más cerca esté el producto de la fecha de caducidad, menos probióticos vivos habrá retenido en su interior. 

En conclusión, no te fíes de los eslóganes publicitarios que invitan a adquirir determinados productos frigoríficos haciéndolos pasar por yogur probiótico. A menudo se trata sólo de trucos publicitarios que tienen el único objetivo de aumentar las ventas, pero que poco les importan la salud intestinal. 

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